lunes, 18 de junio de 2012

Phoning, smoking.

El teléfono suena. Hace un par de semanas lo hubiera cogido rápidamente con la esperanza de que fueras tú. Con la esperanza de que me echaras de menos y además tuvieras el valor de confesarlo. El mismo valor que tuve yo al perder mi orgullo y decirte que te necesitaba a mi lado, que me moría sin ti y que no quería una vida en la que no existieran tus besos. Y fue así, lo fue, pero no lo es. Te necesité, te lloré hasta sentirme como una completa y total idiota, hasta sentirme humillada. Morí de ganas de ti hasta el punto de quedarme en la cafetería de en frente de tu casa solo para verte llegar, llegar con otras que obviamente, no eran yo. Y explotaba de ganas de ir y decirte de nuevo que pararas de joderme, que volvieras conmigo, que necesitaba ser feliz. Y andaba sin rumbo, andaba sin andar, sin esperanzas. El teléfono sonaba, una carrera a contracorriente se producía desde la cama hasta el éste, mientras me apartaba las lágrimas y me aclaraba la voz con la esperanza de que fueras tú, y con la esperanza de no parecer una loca desesperada, cosa que era realmente. Y descolgaba el auricular con una media sonrisa de ilusionada, me lo acercaba al oído y pronunciaba un leve "¿Si?" que se arrojaba de mi boca, que guardaba la esperanza de un corazón que aunque creía muerto, seguía latiendo porque en el fondo, seguía ilusionado. Y no, no era él, claro que no lo era, ni una sola de las veces, dudo que ni siquiera se dignara a preguntarse cómo estaría después de todo. ¿Y ahora? Ahora ya no, y no porque lo haya olvidado, no porque no piense en él, ni maldiga el día en el que se marchó, simplemente porque cada llamada desgataba tanto mi corazón, cada grito de dolor que pegaba al ver que no era él, cada lágrima me hacía cansarme más, dejarme sin fuerzas, y ahora simplemente, no corro a contestar esa llamada porque sé que no es él, porque no me queda ni una sola esperanza, porque vivo con una arteria, a la que apodo desilusión, a la que apodo dolor.
Y nadie me puede curar, nadie me puede salvar de esta agonía. Que fumar me mata, pero más me matas tú.


1 comentario:

  1. Uffff vaya entrada, preciosa de verdad! Te sigo :)
    Espero verte por mi blog!!!
    Saludos desde http://creiamosqueestabamoscuerdos.blogspot.com.es/

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